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Verónica Pavés. A día de hoy, es casi imposible pensar en una zona verde en la que no destaquen las características flores blancas en forma de pompón. El rabo de gato se encuentra es un problema ya de las siete Islas y en tres Tenerife , La Palma y Gran Canaria se ha convertido en un verdadero problema para la biodiversidad de las islas.
El rabo de gato llegó a las Islas en los años 40 del siglo pasado. Una travesía que realizó, probablemente, con el objetivo de convertirse, como lo han hecho otras tantas, en una planta ornamental. Pero el rabo de gato no solo ha cambiado el paisaje de Canarias. No es extraño ver estas plantas a la orilla de las carreteras o en terraplenes abandonados.
Y es que cuando su densidad es muy alta, causa una regresión constante de la flora local. Son capaces incluso de sustituir a sus «equivalentes ecológicos», como el cerrillo Hyparrhenia hirta. Es inflamable, pero también muy resistente al fuego, y le es indiferente la calidad del suelo. Los barrancos situados de cara al sur de este espacio natural, como Valleseco , Tahodio o María Jimenez, presentan tal ocupación que, «de seguir ascendiendo por las laderas podría penetrar en el monteverde favorecida por la falta de precipitaciones», destaca Fariña.
En este tipo de acciones destacan la que lleva haciendo la asociación Abeque desde Esta organización realiza convocatorias mensuales de participación ciudadana para el control del rabo de gato en el Parque Rural de Teno, en coordinación con el Ayuntamiento de Buenavista del Norte y la Oficina de Gestión del propio Parque Rural.
Siguiendo su ejemplo, han sido varias las iniciativas de grupos de voluntarios en diversas zonas de las islas. Los trabajos se centraron inicialmente en el Barranco del Tomadero en la Punta del Hidalgo, donde gracias a la participación de la ciudadanía, en dos años de visitas mensuales se logró controlar la mancha presente dentro del cauce, incluso se pudo contar con el apoyo de una cuadrilla de verticales del Proyecto de Control de Invasoras del Cabildo de Tenerife.